
La Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados (EBA) escribió este año una página dorada en su historia al registrar ventas por 432 millones de bolivianos durante la gestión 2024, la cifra más alta desde su creación. Este resultado no solo superó todas las expectativas de la empresa estatal, sino que confirmó su rol protagónico en la industria alimenticia nacional y su impacto directo en la economía de miles de familias productoras.
Javier Freire, gerente ejecutivo de EBA, no ocultó su satisfacción al presentar estos números. «Estamos hablando de un crecimiento que trasciende lo económico. Detrás de cada boliviano vendido hay decenas de historias de pequeños productores que hoy tienen un mercado seguro para sus cosechas, de madres que reciben alimentos nutritivos para sus hijos, y de estudiantes que cuentan con desayunos de calidad en sus escuelas«, afirmó el ejecutivo durante la presentación del reporte anual.
Los números hablan por sí solos. Durante el año pasado, EBA benefició directamente a 574.329 mujeres a través del subsidio prenatal, llevó alimentación complementaria a 1.303.435 estudiantes del sistema público y compró materia prima a 7.867 pequeños productores de lácteos, frutas, miel y granos andinos en todo el territorio nacional. Estas compras garantizadas han permitido a cientos de familias rurales planificar sus cultivos con la seguridad de contar con un comprador confiable.
Actualmente, EBA opera 20 plantas industriales en todo el país y produce más de 80 productos terminados que van desde lácteos hasta derivados de frutas tropicales. Pero la expansión no se detiene. La empresa ya trabaja en la implementación de nueve nuevas plantas procesadoras que le permitirán incrementar sustancialmente su capacidad productiva. «Esto significa que podremos comprar más materia prima a nuestros productores asociados, procesar más alimentos y llegar a más mercados, siempre manteniendo nuestra filosofía de valorar lo hecho en Bolivia«, explicó Freire.
El éxito de EBA se sustenta en un modelo de negocios único que combina tres elementos clave: compras directas a pequeños productores a precios justos, procesamiento industrial con altos estándares de calidad y comercialización a través de programas sociales y mercados convencionales. Este círculo virtuoso ha convertido a la empresa en un caso de estudio sobre cómo las empresas públicas pueden ser eficientes y generar desarrollo al mismo tiempo.
Para el 2025, las proyecciones son aún más ambiciosas. Con las nuevas plantas en marcha y una cartera de productos en constante expansión, EBA espera no solo superar los 432 millones de bolivianos en ventas, sino también consolidar su presencia en mercados internacionales, llevando lo mejor de la producción boliviana al mundo. «Estamos demostrando día a día que cuando hay voluntad, transparencia y compromiso con el país, los resultados llegan. Este es solo el comienzo», concluyó Freire.